Beatriz Setién colabora con Academia OLAFRANCE impartiendo clases de francés y castellano
Realizó sus estudios de Arte en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao y L’École des Arts Décoratifs de Estrasburgo. Es una persona que nos aporta algo diferente, pues, es bailarina, pintora y performer. Aquí os dejamos con un articulo que ha escrito sobre el tema de los idiomas. Merci Bea! 😉
Llueven cuerdas
Hablo francés desde que tenía cuatro años, es una lengua que he aprendido como sin darme cuenta.
Es la ventaja de hacerlo a edad temprana. De adulta, he leído mucho en francés, he escuchado música en francés y finalmente he vivido en Francia. En tres ciudades muy diferentes: Montpellier, Paris y Lille. Es decir en el Mediterráneo, en la gran capital y en la parte más nórdica del Hexágono francés. Tres aspectos muy diferentes dentro de la riqueza de esta República colindante y a veces desconocida para nosotros.
Una de las cosas que más me llama la atención cuando hablas una lengua que no es la tuya materna, es que te descubres a ti misma en una personalidad diferente. Quiero decir, siempre eres tu misma, pero cada lengua lleva consigo una cultura, un tipo de humor, de literatura, de sensibilidad hacia el mundo. Y esto es algo que ganas al aprender una lengua, creces.
Por ejemplo, la lengua francesa por sus características es especialmente rica y propensa a los juegos de palabras, yo creo que más que la nuestra. Y sospecho que, en parte, por eso el rap francés ha tenido tanto auge por ejemplo, creo que es un lenguaje al que le sienta especialmente bien la lengua gala.
Otro aspecto más concreto del que quería hablaros, es el de las expresiones. Me fijo mucho en estas. Hablo de frases como “llueve a cántaros” o “me importa un rábano” (por cierto, esta última la considero injusta con el rábano, raíz que aprecio sobremanera especialmente cuando se sirve a la francesa, con pan y mantequilla salada, os lo aconsejo).
Pues bien, cada lengua inventa y construye sus propias expresiones. Esto crea un imaginario diferente en cada lengua, una riqueza y complejidad del sentido de las palabras.
Una de las que me causan sorpresa es que para decir en francés “llueve a cántaros”, ellos utilizan la expresión “il pleut des cordes”. Literalmente quiere decir “Llueven cuerdas”, la imágen es extraña. Yo me imagino una lluvia tan intensa que las gotas se vuelven tan continuas que son chorros que parecen cuerdas tendidas del cielo al suelo. Pero la imágen de la cuerda para mi tiene más que ver con algo seco que con la humedad…
Otra expresión muy visual, es “avoir la gueule de bois” es decir “tener la cara de madera”. ¿qué quiere decir esto? Pues tener resaca, si señor. La verdad es que cuando te levantas después de una noche de excesos con el alcohol, se entiende fácilmente la imagen de tu cara como de madera, te falta agua en el cuerpo y todo es más duro.
La última expresión de la que os voy a hablar, es mi preferida. Cuando estornudamos en España, decimos “¡Jesús!”. Cuando estornudas en Francia te dicen “À tes souhaits!”, “A tus deseos”…¿no es bonito? Pero esto no acaba aquí, si estornudas una segunda vez de seguido entonces te dicen “À tes amours!” y esto no lo traduzco porque ya lo habeis entendido.
¡Me encanta!
Beatriz Setién
16 de noviembre 2017
Donostia